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Medidas: 42 x 32 cm

Carboncillo con detalles en violeta sobre papel . Una multitud avanza, firme y dolida. Rostros jóvenes, cuerpos vibrantes, voces alzadas desde el trazo. Esta obra retrata una escena recurrente, pero nunca repetida: una marcha feminista.

En ella, las mujeres no caminan solas, sino en cuerpa. Cada una es singular, y sin embargo, forman una sola presencia. Están vivas, están juntas, están hartas. Al frente, un cartel enmarca el dolor colectivo: “Disculpe las molestias, nos están matando”. No es consigna. Es declaración. Es diagnóstico. Es grito.

El carboncillo, con su potencia gestual, permite captar la diversidad anatómica de las manifestantes, la fluidez de la multitud, y al mismo tiempo, la dureza de la realidad que las convoca.